Recorrimos Casa Providencia y encontramos mucho más que un centro: descubrimos un hogar lleno de cuidado, esperanza y humanidad.
Agradecemos profundamente la invitación de la diputada Paulette Thomas para conocer esta obra impulsada por la Fundación Clamor de Corazones, liderada por Matt Hedspeth, quien junto a un equipo excepcional decidió convertir su empatía en servicio.
Fuimos testigos del trabajo diario que reciben más de 28 niños y jóvenes con discapacidad y condiciones frágiles: terapias, estimulación, cuidados especializados y el cariño constante de profesionales que los acompañan las 24 horas del día. Ese apoyo cercano y dedicado se siente en cada rincón.
Durante el recorrido por las áreas de terapia, las habitaciones, el área escolar, la enfermería y los espacios recreativos, confirmamos que cada detalle está pensado para proteger, acompañar y brindar calidad de vida. No es solo atención… es amor en acción.
La visita también dejó claro un mensaje poderoso: la solidaridad no tiene fronteras. Personas de otros países se han sumado con profundo compromiso al bienestar de nuestra niñez y juventud, recordándonos que cuando la empatía guía, los lazos se hacen más fuertes.
Esta experiencia nos dejó una sensación de gratitud, inspiración y profundo respeto por una misión que transforma vidas y abre oportunidades para quienes más lo necesitan.
Salimos con la certeza de que en Casa Providencia se está construyendo un futuro más digno, humano y lleno de esperanza para estos niños y jóvenes.